Countdown

martes, 8 de abril de 2014

Sistema d'hont

El sistema de D'Hondt es una fórmula electoral, creada por Victor d'Hondt, que permite obtener el número de cargos electos asignados a las candidaturas, en proporción a los votos conseguidos.
Aunque sobre todo es conocido en el ámbito de la política, este sistema puede servir para cualquier tipo de distribución proporcional.
Se utiliza en los siguientes países europeos: Austria, Bélgica, Bulgaria, Croacia, Eslovenia, España, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda del Norte (en el Reino Unido), los Países Bajos, Polonia, Portugal, la República Checa y Suiza. En América, se utiliza asimismo en los siguientes países: Argentina, Colombia, Ecuador, Guatemala, Paraguay, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. También en Israel, Japón y Turquía. En Chile se utiliza para los cargos de concejal municipal y consejero regional, mientras que en las parlamentarias es ocupado el sistema binominal. En Argentina se utiliza únicamente en elecciones relacionadas al poder legislativo.


Como funciona

Siempre que se acercan elecciones, y sobre todo cuando en plena noche electoral se empiezan a hacer cábalas con los primeros resultados escrutados, se empieza a hablar del sistema D´Hondt.
Bueno, más bien, y para ser exactos, se suele hablar (incorrectamente) de la Ley D´Hondt, atribuyendo de esta forma la categoría de Ley a un mero sistema o método de reparto. Vamos qué es ese famoso sistema D´Hondt del que todo el mundo habla pero que poca gente conoce. Un sistema vaya por delante que es una de las mayores aberraciones legales que tiene nuestra democracia.
El sistema D´Hondt es un sistema de reparto que permite obtener el número de cargos electos en proporción a los votos conseguidos por las candidaturas, o sea, una forma de adjudicar escaños de acuerdo a los votos obtenidos por cada candidatura presentada a unas elecciones.
En matemáticas, cuando queremos hacer este tipo de repartos de la forma más justa, recurrimos a lo que se llama repartos proporcionales.
Imaginen el siguiente ejemplo para entendernos: tres amigos juegan a la lotería comprando un billete entre los tres, poniendo 10 euros el primero de ellos, 5 el segundo y 3 el tercero. Imaginen que tienen la suerte de que les toquen 90.000 €, ¿cuánto dinero recibirá cada uno de ellos?.
Es evidente que para resolver este problema tendremos que buscar una forma justa de reparto, o sea, aquella en la que cada uno de los amigos reciba una cantidad del premio en proporción al dinero invertido.
Basta para ello por cierto hacer una sencilla regla de tres, “Si jugando 18 € (precio total del boleto) gano 90.000 €; jugando 10 ganaré x”…y así para cada uno de los tres amigos. Si lo resuelven obtendrán que el primero de ellos recibirá 50.000€, el segundo 25.000€ y el tercero 15.000€….y los tres tan contentos porque las matemáticas les han permitido repartir de forma justa el premio.
Pero, ¿qué pasa con el Sistema D´Hondt? Pues que, como ahora verán, lejos de repartir de forma justa el número de escaños a partir de los votos obtenidos, realiza un reparto de lo menos proporcional, favoreciendo claramente a los partidos más votados….algo sin duda que se aleja de forma peligrosa del concepto ideal de democracia.
Veamos primero cómo funciona este sistema de reparto, que por cierto fue ideado en 1878 por el jurista belga y profesor de derecho civil y de derecho fiscal en la Universidad de Gante Víctor D´Hondt.
Imaginemos unas elecciones a las que se presentan cinco partidos, entre los que deben repartirse siete escaños, obteniendo cada uno de ellos el siguiente número de votos:
Votos por partido
Votos por partido
Lo primero que haríamos es eliminar aquellos partidos que hayan obtenido menos de un 5% (en las elecciones generales es un 3%) de los votos emitidos (ninguno en nuestro ejemplo), algo que no me negarán que no es muy democrático que digamos….
A continuación nos construiríamos una tabla como la que sigue, en la que iríamos dividiendo para cada partido su número de votos recibido por el número de escaños, o sea, que cogeríamos el número de votos de A (340.000) y lo dividiríamos por 1,2,3,4,5,6 y 7, poniendo lo que nos dé el cociente en la tabla.
De esta forma, y para el partido A tendríamos 340.000/1= 340.000; 340.000/2= 170.000; 340.000/3=113.333 (cogiendo sólo la parte entera); 340.000/4=85.000; 340.000/5=68.000; 340.000/6=56.667 y 340.000/7=48.571.
Estas operaciones las repetiríamos para cada número de votos obtenidos por cada partido y con todos los resultados obtenidos construiríamos la siguiente tabla:
Ley d´hont
Ley d´hont
Ahora sólo queda seleccionar los 7 valores más altos que tengamos en la tabla (coloreados en verde), con lo cual cada partido obtendrá tantos escaños como el número de dichos valores tenga en la tabla. En este caso el partido A obtendría 3 escaños, el partido B otros 3 y el partido C 1.
Pues así es como funciona este sistema de reparto, poco proporcional como les decía, y que favorece de forma clara la formación de grandes mayorías, dejando fuera a la mayoría de partidos que se presentan y evitando que las cámaras queden muy fragmentadas.
Veamos esto último con un ejemplo real, partiendo de los resultados de las elecciones generales de 2008 (en este caso, al ser elecciones generales, también afecta y mucho el hecho de que la circunscripción electoral para elegir a los representantes en el Congreso y en el Senado es la provincia. Esta forma de asignar a los parlamentarios españoles, sobre la base de mayorías provinciales, reduce considerablemente el nivel de representación de las minorías cuyos votantes no se encuentran concentrados geográficamente. La solución sería considerar una única circunscripción nacional):
Mientras el PSOE con un 43.64% de los votos obtuvo un 48.29% de los escaños en juego y el PP con un 40.11% obtuvo un 43.71%, viéndose ambos partidos claramente beneficiados en el reparto, IU con un 3.80% de los votos únicamente obtuvo el 0.57% de los escaños.
O dicho de otra forma, si lo expresamos como la cantidad de votos que necesita un partido para ganar un escaño, mientras que el PP consiguió un escaño por cada 66.405 votos y el PSOE uno cada 65.471; IU para cada uno de los escaños que obtuvo necesitó 481.520 votos, 7 veces más!!!, o UPyD que necesitó 303.535 votos por cada escaño!!! . ¿Se les ocurre algún reparto menos”proporcional”?, ¿se les ocurre alguna aberración mayor a la base y el espíritu de la democracia?
Pero claro, como los únicos partidos que podrían llevar a cabo una reforma de este sistema son los más beneficiados por él dudo que se sustituya al menos por el momento este sistema como base para la asignación de escaños por otros, por ejemplo el llamado cociente Droop que, como se demuestra aquí, es mucho más justo y equitativo.
Por cierto, no quería acabar sin comentar algo acerca de otro de los mitos de las elecciones: el tema del voto en blanco y el hecho de que beneficien a los “grandes”.
Como les decía, para entrar en el reparto de escaños, un partido tiene que conseguir un porcentaje mínimo del total de votos válidos emitidos. Los votos en blanco son votos válidos, por lo que cuantos más votos en blanco, más alto será el número mínimo de votos que necesita un partido para entrar en el reparto de escaños.
Como consecuencia, a mayor número de votos en blanco más partidos se quedan fuera del reparto, con lo que los posibles escaños que pudieran haber conseguido acaban en la saca de los más votados. Por eso se dice que el voto en blanco beneficia a los más votados. No es que ese voto se adjudique dire¿ctamente al más votado, pero al final le beneficia porque favorece que se eliminen posibles “competidores”.
Como ven hay veces que las matemáticas y la política se unen, aunque para hacerlo como en esta ocasión más valdría que no lo hicieran…
El voto de los electores que acudan este domingo a las urnas no vale lo mismo en todas las circunscripciones y su traducción en escaños depende de varios factores. El sistema electoral que rige las votaciones del 20-N tiene algunas claves que se explican a continuación. ¿A cuántos diputados elegimos? El Congreso se compone de 350 diputados que representan a 52 circunscripciones. El reparto de diputados por circunscripción se hace según la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG). Según esta norma, Ceuta y Melilla disponen de un diputado cada una, mientras que el resto de circunscripciones (provincias) tienen asignados dos diputados como mínimo y el resto se reparten según la población empadronada. Esto hace que Madrid y Barcelona sean las circunscripciones con más diputados, 36 y 31, respectivamente, y Soria la provincia con menos, los dos mínimos. ¿Cuál es el sistema de elección en los comicios generales en España? En España se utiliza la llamada ley D'hondt, que es un sistema de cálculo proporcional creado a finales del siglo XIX por el jurista belga Victor D'Hondt. Además de España, lo utilizan muchos otros países como Argentina, Francia, Bélgica, Finlandia, Irlanda, Israel o Japón. ¿En qué consiste el sistema D'hondt y cómo se aplica en España? Para empezar, en cada circunscripción se excluye primero a las candidaturas que no hayan obtenido, al menos, el 3 % de los votos válidos emitidos. Con el resto de las candidaturas, se ordenan de mayor a menor, en una columna, las cifras de votos obtenidos. Se divide el número de votos obtenidos por cada candidatura por 1, 2, 3, etc., hasta un número igual al de escaños correspondientes a la circunscripción. Los escaños se atribuyen a las candidaturas que obtengan los cocientes mayores, atendiendo a un orden decreciente. Un ejemplo Imaginemos que en una provincia se reparten cinco diputados y hay tres partidos que han conseguido más del 3% de los votos válidos emitidos. Hay que dividir el número de votos que ha obtenido cada partido por 1, 2, 3, 4 y 5. Tendríamos así quince cocientes, y de todos ellos los que obtienen escaño son los cinco cocientes más altos. Partido A: 80.000 VOTOS Partido B: 65.000 VOTOS Partido C: 23.000 VOTOS PARTIDO VOTOS/1 VOTOS/2 VOTOS/3 VOTOS/4 VOTOS/5 A 80.000(1) 40.000(3) 26.666(5) 20.000 16.000 B 65.000(2) 32.500(4) 21.666 16.250 13.000 C 23.000 11.500 7.666 5.750 4.600 Los escaños se asignan por orden, según los cocientes, de mayor a menor, de forma que el primer diputado lo consigue el partido A (80.000), el segundo es para el B (65.000), el tercero vuelve a ser del A (40.000), el cuarto del B (32.500) y el quinto otra vez para el A (26.666). Mientras, el partido C se ha quedado fuera por muy poco. ¿Es justo este sistema? ¿A quién beneficia? Según los expertos consultados, podría mejorarse, porque sin duda los beneficiados son los partidos mayoritarios y los perjudicados, los pequeños. El profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Barcelona Josep María Reniú entiende que este método fuera el elegido en su momento para garantizar gobiernos fuertes en la aún joven democracia española, pero ahora, insiste, no es el adecuado. Asegura, por ejemplo, que da con facilidad mayorías absolutas y, aunque esto no pase, el partido ganador concentra el poder suficiente para no tener que necesitar mucho a los demás a la hora de sacar adelante iniciativas en el Congreso. La profesora de Derecho Constitucional de la UNED María Acracia Núñez admite que el sistema no es perfecto pero es "menos malo" que otros como el proporcional directo, que se usa en Reino Unido, en el que sólo obtiene representación el que más votos tiene en cada circunscripción. Reconoce, no obstante, que los grandes son los mejor parados de este sistema y señala a IU y a UPyD como los mayores perjudicados. Ambas formaciones, explica, concentran muchos votos en el conjunto del país, pero como los escaños se atribuyen por circunscripciones esos apoyos se dispersan. Por eso no consiguen en la mayoría de las provincias el porcentaje mínimo de representación para optar a un diputado. Tampoco les benefician los votos en blanco, porque son considerados válidos para hallar el porcentaje mínimo del 3% y eso hace que después sean necesarios muchos más votos para cada escaño. Mientras, otros partidos que concentran sus votos en pocas circunscripciones consiguen más representación pese a tener menos votos en el conjunto del país. Otro ejemplo En las elecciones de 2008, IU, que se presentó a los comicios en coalición con ICV, consiguió el 3,81% de los votos en el conjunto del país, pero solo obtuvo el escaño de Gaspar Llamazares por Madrid, además del de Joan Herrera por Barcelona en representación de ICV. Mientras, ERC obtuvo el 1,17% de los votos en el conjunto del Estado, pero al conseguir porcentajes más elevados en las circunscripciones en las que se presentaba en Cataluña logró tres escaños (dos en Barcelona, con el 6,62%, y uno en Girona, con el 13,22% de los apoyos). Provincias "infladas" Además, el hecho de que se dé a cada provincia un mínimo de dos diputados hace que las menos pobladas estén sobrerrepresentadas, lo que tampoco ayuda, en opinión de los expertos, a mantener la proporcionalidad. Así, si Barcelona tiene un censo electoral de 4.027.998 personas que eligen a 31 diputados, esta provincia tiene un representante en el Congreso por cada 129.255 electores, mientras que en Guadalajara, con tres escaños y un censo de 179.538 personas, hay un escaño por cada 25.648 electores. Reniú explica que en 42 de las 52 circunscripciones hay nueve o menos diputados en juego, con una media de seis, y en muchas de ellas el escaso número hace que normalmente la tercera formación no tenga oportunidad de escaño. Al final, según el profesor de la Universidad de Barcelona, este sistema lleva a que el Congreso esté siempre copado, en el entorno del 80%, por los dos partidos mayoritarios. Los electores son cada vez más conscientes de esa situación y los grandes partidos se encargan de recordárselo con sus apelaciones al "voto útil" ante la evidencia de que votar a opciones minoritarias en muchas circunscripciones tiene escasa o nula repercusión en los resultados.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/1225147/0/elecciones-generales-20-noviembre/ley-dhondt/votos-circunscripciones-escanos/#xtor=AD-15&xts=467263
El voto de los electores que acudan este domingo a las urnas no vale lo mismo en todas las circunscripciones y su traducción en escaños depende de varios factores. El sistema electoral que rige las votaciones del 20-N tiene algunas claves que se explican a continuación. ¿A cuántos diputados elegimos? El Congreso se compone de 350 diputados que representan a 52 circunscripciones. El reparto de diputados por circunscripción se hace según la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG). Según esta norma, Ceuta y Melilla disponen de un diputado cada una, mientras que el resto de circunscripciones (provincias) tienen asignados dos diputados como mínimo y el resto se reparten según la población empadronada. Esto hace que Madrid y Barcelona sean las circunscripciones con más diputados, 36 y 31, respectivamente, y Soria la provincia con menos, los dos mínimos. ¿Cuál es el sistema de elección en los comicios generales en España? En España se utiliza la llamada ley D'hondt, que es un sistema de cálculo proporcional creado a finales del siglo XIX por el jurista belga Victor D'Hondt. Además de España, lo utilizan muchos otros países como Argentina, Francia, Bélgica, Finlandia, Irlanda, Israel o Japón. ¿En qué consiste el sistema D'hondt y cómo se aplica en España? Para empezar, en cada circunscripción se excluye primero a las candidaturas que no hayan obtenido, al menos, el 3 % de los votos válidos emitidos. Con el resto de las candidaturas, se ordenan de mayor a menor, en una columna, las cifras de votos obtenidos. Se divide el número de votos obtenidos por cada candidatura por 1, 2, 3, etc., hasta un número igual al de escaños correspondientes a la circunscripción. Los escaños se atribuyen a las candidaturas que obtengan los cocientes mayores, atendiendo a un orden decreciente. Un ejemplo Imaginemos que en una provincia se reparten cinco diputados y hay tres partidos que han conseguido más del 3% de los votos válidos emitidos. Hay que dividir el número de votos que ha obtenido cada partido por 1, 2, 3, 4 y 5. Tendríamos así quince cocientes, y de todos ellos los que obtienen escaño son los cinco cocientes más altos. Partido A: 80.000 VOTOS Partido B: 65.000 VOTOS Partido C: 23.000 VOTOS PARTIDO VOTOS/1 VOTOS/2 VOTOS/3 VOTOS/4 VOTOS/5 A 80.000(1) 40.000(3) 26.666(5) 20.000 16.000 B 65.000(2) 32.500(4) 21.666 16.250 13.000 C 23.000 11.500 7.666 5.750 4.600 Los escaños se asignan por orden, según los cocientes, de mayor a menor, de forma que el primer diputado lo consigue el partido A (80.000), el segundo es para el B (65.000), el tercero vuelve a ser del A (40.000), el cuarto del B (32.500) y el quinto otra vez para el A (26.666). Mientras, el partido C se ha quedado fuera por muy poco. ¿Es justo este sistema? ¿A quién beneficia? Según los expertos consultados, podría mejorarse, porque sin duda los beneficiados son los partidos mayoritarios y los perjudicados, los pequeños. El profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Barcelona Josep María Reniú entiende que este método fuera el elegido en su momento para garantizar gobiernos fuertes en la aún joven democracia española, pero ahora, insiste, no es el adecuado. Asegura, por ejemplo, que da con facilidad mayorías absolutas y, aunque esto no pase, el partido ganador concentra el poder suficiente para no tener que necesitar mucho a los demás a la hora de sacar adelante iniciativas en el Congreso. La profesora de Derecho Constitucional de la UNED María Acracia Núñez admite que el sistema no es perfecto pero es "menos malo" que otros como el proporcional directo, que se usa en Reino Unido, en el que sólo obtiene representación el que más votos tiene en cada circunscripción. Reconoce, no obstante, que los grandes son los mejor parados de este sistema y señala a IU y a UPyD como los mayores perjudicados. Ambas formaciones, explica, concentran muchos votos en el conjunto del país, pero como los escaños se atribuyen por circunscripciones esos apoyos se dispersan. Por eso no consiguen en la mayoría de las provincias el porcentaje mínimo de representación para optar a un diputado. Tampoco les benefician los votos en blanco, porque son considerados válidos para hallar el porcentaje mínimo del 3% y eso hace que después sean necesarios muchos más votos para cada escaño. Mientras, otros partidos que concentran sus votos en pocas circunscripciones consiguen más representación pese a tener menos votos en el conjunto del país. Otro ejemplo En las elecciones de 2008, IU, que se presentó a los comicios en coalición con ICV, consiguió el 3,81% de los votos en el conjunto del país, pero solo obtuvo el escaño de Gaspar Llamazares por Madrid, además del de Joan Herrera por Barcelona en representación de ICV. Mientras, ERC obtuvo el 1,17% de los votos en el conjunto del Estado, pero al conseguir porcentajes más elevados en las circunscripciones en las que se presentaba en Cataluña logró tres escaños (dos en Barcelona, con el 6,62%, y uno en Girona, con el 13,22% de los apoyos). Provincias "infladas" Además, el hecho de que se dé a cada provincia un mínimo de dos diputados hace que las menos pobladas estén sobrerrepresentadas, lo que tampoco ayuda, en opinión de los expertos, a mantener la proporcionalidad. Así, si Barcelona tiene un censo electoral de 4.027.998 personas que eligen a 31 diputados, esta provincia tiene un representante en el Congreso por cada 129.255 electores, mientras que en Guadalajara, con tres escaños y un censo de 179.538 personas, hay un escaño por cada 25.648 electores. Reniú explica que en 42 de las 52 circunscripciones hay nueve o menos diputados en juego, con una media de seis, y en muchas de ellas el escaso número hace que normalmente la tercera formación no tenga oportunidad de escaño. Al final, según el profesor de la Universidad de Barcelona, este sistema lleva a que el Congreso esté siempre copado, en el entorno del 80%, por los dos partidos mayoritarios. Los electores son cada vez más conscientes de esa situación y los grandes partidos se encargan de recordárselo con sus apelaciones al "voto útil" ante la evidencia de que votar a opciones minoritarias en muchas circunscripciones tiene escasa o nula repercusión en los resultados.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/1225147/0/elecciones-generales-20-noviembre/ley-dhondt/votos-circunscripciones-escanos/#xtor=AD-15&xts=467263
El voto de los electores que acudan este domingo a las urnas no vale lo mismo en todas las circunscripciones y su traducción en escaños depende de varios factores. El sistema electoral que rige las votaciones del 20-N tiene algunas claves que se explican a continuación. ¿A cuántos diputados elegimos? El Congreso se compone de 350 diputados que representan a 52 circunscripciones. El reparto de diputados por circunscripción se hace según la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG). Según esta norma, Ceuta y Melilla disponen de un diputado cada una, mientras que el resto de circunscripciones (provincias) tienen asignados dos diputados como mínimo y el resto se reparten según la población empadronada. Esto hace que Madrid y Barcelona sean las circunscripciones con más diputados, 36 y 31, respectivamente, y Soria la provincia con menos, los dos mínimos. ¿Cuál es el sistema de elección en los comicios generales en España? En España se utiliza la llamada ley D'hondt, que es un sistema de cálculo proporcional creado a finales del siglo XIX por el jurista belga Victor D'Hondt. Además de España, lo utilizan muchos otros países como Argentina, Francia, Bélgica, Finlandia, Irlanda, Israel o Japón. ¿En qué consiste el sistema D'hondt y cómo se aplica en España? Para empezar, en cada circunscripción se excluye primero a las candidaturas que no hayan obtenido, al menos, el 3 % de los votos válidos emitidos. Con el resto de las candidaturas, se ordenan de mayor a menor, en una columna, las cifras de votos obtenidos. Se divide el número de votos obtenidos por cada candidatura por 1, 2, 3, etc., hasta un número igual al de escaños correspondientes a la circunscripción. Los escaños se atribuyen a las candidaturas que obtengan los cocientes mayores, atendiendo a un orden decreciente. Un ejemplo Imaginemos que en una provincia se reparten cinco diputados y hay tres partidos que han conseguido más del 3% de los votos válidos emitidos. Hay que dividir el número de votos que ha obtenido cada partido por 1, 2, 3, 4 y 5. Tendríamos así quince cocientes, y de todos ellos los que obtienen escaño son los cinco cocientes más altos. Partido A: 80.000 VOTOS Partido B: 65.000 VOTOS Partido C: 23.000 VOTOS PARTIDO VOTOS/1 VOTOS/2 VOTOS/3 VOTOS/4 VOTOS/5 A 80.000(1) 40.000(3) 26.666(5) 20.000 16.000 B 65.000(2) 32.500(4) 21.666 16.250 13.000 C 23.000 11.500 7.666 5.750 4.600 Los escaños se asignan por orden, según los cocientes, de mayor a menor, de forma que el primer diputado lo consigue el partido A (80.000), el segundo es para el B (65.000), el tercero vuelve a ser del A (40.000), el cuarto del B (32.500) y el quinto otra vez para el A (26.666). Mientras, el partido C se ha quedado fuera por muy poco. ¿Es justo este sistema? ¿A quién beneficia? Según los expertos consultados, podría mejorarse, porque sin duda los beneficiados son los partidos mayoritarios y los perjudicados, los pequeños. El profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Barcelona Josep María Reniú entiende que este método fuera el elegido en su momento para garantizar gobiernos fuertes en la aún joven democracia española, pero ahora, insiste, no es el adecuado. Asegura, por ejemplo, que da con facilidad mayorías absolutas y, aunque esto no pase, el partido ganador concentra el poder suficiente para no tener que necesitar mucho a los demás a la hora de sacar adelante iniciativas en el Congreso. La profesora de Derecho Constitucional de la UNED María Acracia Núñez admite que el sistema no es perfecto pero es "menos malo" que otros como el proporcional directo, que se usa en Reino Unido, en el que sólo obtiene representación el que más votos tiene en cada circunscripción. Reconoce, no obstante, que los grandes son los mejor parados de este sistema y señala a IU y a UPyD como los mayores perjudicados. Ambas formaciones, explica, concentran muchos votos en el conjunto del país, pero como los escaños se atribuyen por circunscripciones esos apoyos se dispersan. Por eso no consiguen en la mayoría de las provincias el porcentaje mínimo de representación para optar a un diputado. Tampoco les benefician los votos en blanco, porque son considerados válidos para hallar el porcentaje mínimo del 3% y eso hace que después sean necesarios muchos más votos para cada escaño. Mientras, otros partidos que concentran sus votos en pocas circunscripciones consiguen más representación pese a tener menos votos en el conjunto del país. Otro ejemplo En las elecciones de 2008, IU, que se presentó a los comicios en coalición con ICV, consiguió el 3,81% de los votos en el conjunto del país, pero solo obtuvo el escaño de Gaspar Llamazares por Madrid, además del de Joan Herrera por Barcelona en representación de ICV. Mientras, ERC obtuvo el 1,17% de los votos en el conjunto del Estado, pero al conseguir porcentajes más elevados en las circunscripciones en las que se presentaba en Cataluña logró tres escaños (dos en Barcelona, con el 6,62%, y uno en Girona, con el 13,22% de los apoyos). Provincias "infladas" Además, el hecho de que se dé a cada provincia un mínimo de dos diputados hace que las menos pobladas estén sobrerrepresentadas, lo que tampoco ayuda, en opinión de los expertos, a mantener la proporcionalidad. Así, si Barcelona tiene un censo electoral de 4.027.998 personas que eligen a 31 diputados, esta provincia tiene un representante en el Congreso por cada 129.255 electores, mientras que en Guadalajara, con tres escaños y un censo de 179.538 personas, hay un escaño por cada 25.648 electores. Reniú explica que en 42 de las 52 circunscripciones hay nueve o menos diputados en juego, con una media de seis, y en muchas de ellas el escaso número hace que normalmente la tercera formación no tenga oportunidad de escaño. Al final, según el profesor de la Universidad de Barcelona, este sistema lleva a que el Congreso esté siempre copado, en el entorno del 80%, por los dos partidos mayoritarios. Los electores son cada vez más conscientes de esa situación y los grandes partidos se encargan de recordárselo con sus apelaciones al "voto útil" ante la evidencia de que votar a opciones minoritarias en muchas circunscripciones tiene escasa o nula repercusión en los resultados.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/1225147/0/elecciones-generales-20-noviembre/ley-dhondt/votos-circunscripciones-escanos/#xtor=AD-15&xts=467263
El voto de los electores que acudan este domingo a las urnas no vale lo mismo en todas las circunscripciones y su traducción en escaños depende de varios factores. El sistema electoral que rige las votaciones del 20-N tiene algunas claves que se explican a continuación. ¿A cuántos diputados elegimos? El Congreso se compone de 350 diputados que representan a 52 circunscripciones. El reparto de diputados por circunscripción se hace según la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG). Según esta norma, Ceuta y Melilla disponen de un diputado cada una, mientras que el resto de circunscripciones (provincias) tienen asignados dos diputados como mínimo y el resto se reparten según la población empadronada. Esto hace que Madrid y Barcelona sean las circunscripciones con más diputados, 36 y 31, respectivamente, y Soria la provincia con menos, los dos mínimos. ¿Cuál es el sistema de elección en los comicios generales en España? En España se utiliza la llamada ley D'hondt, que es un sistema de cálculo proporcional creado a finales del siglo XIX por el jurista belga Victor D'Hondt. Además de España, lo utilizan muchos otros países como Argentina, Francia, Bélgica, Finlandia, Irlanda, Israel o Japón. ¿En qué consiste el sistema D'hondt y cómo se aplica en España? Para empezar, en cada circunscripción se excluye primero a las candidaturas que no hayan obtenido, al menos, el 3 % de los votos válidos emitidos. Con el resto de las candidaturas, se ordenan de mayor a menor, en una columna, las cifras de votos obtenidos. Se divide el número de votos obtenidos por cada candidatura por 1, 2, 3, etc., hasta un número igual al de escaños correspondientes a la circunscripción. Los escaños se atribuyen a las candidaturas que obtengan los cocientes mayores, atendiendo a un orden decreciente. Un ejemplo Imaginemos que en una provincia se reparten cinco diputados y hay tres partidos que han conseguido más del 3% de los votos válidos emitidos. Hay que dividir el número de votos que ha obtenido cada partido por 1, 2, 3, 4 y 5. Tendríamos así quince cocientes, y de todos ellos los que obtienen escaño son los cinco cocientes más altos. Partido A: 80.000 VOTOS Partido B: 65.000 VOTOS Partido C: 23.000 VOTOS PARTIDO VOTOS/1 VOTOS/2 VOTOS/3 VOTOS/4 VOTOS/5 A 80.000(1) 40.000(3) 26.666(5) 20.000 16.000 B 65.000(2) 32.500(4) 21.666 16.250 13.000 C 23.000 11.500 7.666 5.750 4.600 Los escaños se asignan por orden, según los cocientes, de mayor a menor, de forma que el primer diputado lo consigue el partido A (80.000), el segundo es para el B (65.000), el tercero vuelve a ser del A (40.000), el cuarto del B (32.500) y el quinto otra vez para el A (26.666). Mientras, el partido C se ha quedado fuera por muy poco. ¿Es justo este sistema? ¿A quién beneficia? Según los expertos consultados, podría mejorarse, porque sin duda los beneficiados son los partidos mayoritarios y los perjudicados, los pequeños. El profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Barcelona Josep María Reniú entiende que este método fuera el elegido en su momento para garantizar gobiernos fuertes en la aún joven democracia española, pero ahora, insiste, no es el adecuado. Asegura, por ejemplo, que da con facilidad mayorías absolutas y, aunque esto no pase, el partido ganador concentra el poder suficiente para no tener que necesitar mucho a los demás a la hora de sacar adelante iniciativas en el Congreso. La profesora de Derecho Constitucional de la UNED María Acracia Núñez admite que el sistema no es perfecto pero es "menos malo" que otros como el proporcional directo, que se usa en Reino Unido, en el que sólo obtiene representación el que más votos tiene en cada circunscripción. Reconoce, no obstante, que los grandes son los mejor parados de este sistema y señala a IU y a UPyD como los mayores perjudicados. Ambas formaciones, explica, concentran muchos votos en el conjunto del país, pero como los escaños se atribuyen por circunscripciones esos apoyos se dispersan. Por eso no consiguen en la mayoría de las provincias el porcentaje mínimo de representación para optar a un diputado. Tampoco les benefician los votos en blanco, porque son considerados válidos para hallar el porcentaje mínimo del 3% y eso hace que después sean necesarios muchos más votos para cada escaño. Mientras, otros partidos que concentran sus votos en pocas circunscripciones consiguen más representación pese a tener menos votos en el conjunto del país. Otro ejemplo En las elecciones de 2008, IU, que se presentó a los comicios en coalición con ICV, consiguió el 3,81% de los votos en el conjunto del país, pero solo obtuvo el escaño de Gaspar Llamazares por Madrid, además del de Joan Herrera por Barcelona en representación de ICV. Mientras, ERC obtuvo el 1,17% de los votos en el conjunto del Estado, pero al conseguir porcentajes más elevados en las circunscripciones en las que se presentaba en Cataluña logró tres escaños (dos en Barcelona, con el 6,62%, y uno en Girona, con el 13,22% de los apoyos). Provincias "infladas" Además, el hecho de que se dé a cada provincia un mínimo de dos diputados hace que las menos pobladas estén sobrerrepresentadas, lo que tampoco ayuda, en opinión de los expertos, a mantener la proporcionalidad. Así, si Barcelona tiene un censo electoral de 4.027.998 personas que eligen a 31 diputados, esta provincia tiene un representante en el Congreso por cada 129.255 electores, mientras que en Guadalajara, con tres escaños y un censo de 179.538 personas, hay un escaño por cada 25.648 electores. Reniú explica que en 42 de las 52 circunscripciones hay nueve o menos diputados en juego, con una media de seis, y en muchas de ellas el escaso número hace que normalmente la tercera formación no tenga oportunidad de escaño. Al final, según el profesor de la Universidad de Barcelona, este sistema lleva a que el Congreso esté siempre copado, en el entorno del 80%, por los dos partidos mayoritarios. Los electores son cada vez más conscientes de esa situación y los grandes partidos se encargan de recordárselo con sus apelaciones al "voto útil" ante la evidencia de que votar a opciones minoritarias en muchas circunscripciones tiene escasa o nula repercusión en los resultados.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/1225147/0/elecciones-generales-20-noviembre/ley-dhondt/votos-circunscripciones-escanos/#xtor=AD-15&xts=467263
El voto de los electores que acudan este domingo a las urnas no vale lo mismo en todas las circunscripciones y su traducción en escaños depende de varios factores. El sistema electoral que rige las votaciones del 20-N tiene algunas claves que se explican a continuación. ¿A cuántos diputados elegimos? El Congreso se compone de 350 diputados que representan a 52 circunscripciones. El reparto de diputados por circunscripción se hace según la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG). Según esta norma, Ceuta y Melilla disponen de un diputado cada una, mientras que el resto de circunscripciones (provincias) tienen asignados dos diputados como mínimo y el resto se reparten según la población empadronada. Esto hace que Madrid y Barcelona sean las circunscripciones con más diputados, 36 y 31, respectivamente, y Soria la provincia con menos, los dos mínimos. ¿Cuál es el sistema de elección en los comicios generales en España? En España se utiliza la llamada ley D'hondt, que es un sistema de cálculo proporcional creado a finales del siglo XIX por el jurista belga Victor D'Hondt. Además de España, lo utilizan muchos otros países como Argentina, Francia, Bélgica, Finlandia, Irlanda, Israel o Japón. ¿En qué consiste el sistema D'hondt y cómo se aplica en España? Para empezar, en cada circunscripción se excluye primero a las candidaturas que no hayan obtenido, al menos, el 3 % de los votos válidos emitidos. Con el resto de las candidaturas, se ordenan de mayor a menor, en una columna, las cifras de votos obtenidos. Se divide el número de votos obtenidos por cada candidatura por 1, 2, 3, etc., hasta un número igual al de escaños correspondientes a la circunscripción. Los escaños se atribuyen a las candidaturas que obtengan los cocientes mayores, atendiendo a un orden decreciente. Un ejemplo Imaginemos que en una provincia se reparten cinco diputados y hay tres partidos que han conseguido más del 3% de los votos válidos emitidos. Hay que dividir el número de votos que ha obtenido cada partido por 1, 2, 3, 4 y 5. Tendríamos así quince cocientes, y de todos ellos los que obtienen escaño son los cinco cocientes más altos. Partido A: 80.000 VOTOS Partido B: 65.000 VOTOS Partido C: 23.000 VOTOS PARTIDO VOTOS/1 VOTOS/2 VOTOS/3 VOTOS/4 VOTOS/5 A 80.000(1) 40.000(3) 26.666(5) 20.000 16.000 B 65.000(2) 32.500(4) 21.666 16.250 13.000 C 23.000 11.500 7.666 5.750 4.600 Los escaños se asignan por orden, según los cocientes, de mayor a menor, de forma que el primer diputado lo consigue el partido A (80.000), el segundo es para el B (65.000), el tercero vuelve a ser del A (40.000), el cuarto del B (32.500) y el quinto otra vez para el A (26.666). Mientras, el partido C se ha quedado fuera por muy poco. ¿Es justo este sistema? ¿A quién beneficia? Según los expertos consultados, podría mejorarse, porque sin duda los beneficiados son los partidos mayoritarios y los perjudicados, los pequeños. El profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Barcelona Josep María Reniú entiende que este método fuera el elegido en su momento para garantizar gobiernos fuertes en la aún joven democracia española, pero ahora, insiste, no es el adecuado. Asegura, por ejemplo, que da con facilidad mayorías absolutas y, aunque esto no pase, el partido ganador concentra el poder suficiente para no tener que necesitar mucho a los demás a la hora de sacar adelante iniciativas en el Congreso. La profesora de Derecho Constitucional de la UNED María Acracia Núñez admite que el sistema no es perfecto pero es "menos malo" que otros como el proporcional directo, que se usa en Reino Unido, en el que sólo obtiene representación el que más votos tiene en cada circunscripción. Reconoce, no obstante, que los grandes son los mejor parados de este sistema y señala a IU y a UPyD como los mayores perjudicados. Ambas formaciones, explica, concentran muchos votos en el conjunto del país, pero como los escaños se atribuyen por circunscripciones esos apoyos se dispersan. Por eso no consiguen en la mayoría de las provincias el porcentaje mínimo de representación para optar a un diputado. Tampoco les benefician los votos en blanco, porque son considerados válidos para hallar el porcentaje mínimo del 3% y eso hace que después sean necesarios muchos más votos para cada escaño. Mientras, otros partidos que concentran sus votos en pocas circunscripciones consiguen más representación pese a tener menos votos en el conjunto del país. Otro ejemplo En las elecciones de 2008, IU, que se presentó a los comicios en coalición con ICV, consiguió el 3,81% de los votos en el conjunto del país, pero solo obtuvo el escaño de Gaspar Llamazares por Madrid, además del de Joan Herrera por Barcelona en representación de ICV. Mientras, ERC obtuvo el 1,17% de los votos en el conjunto del Estado, pero al conseguir porcentajes más elevados en las circunscripciones en las que se presentaba en Cataluña logró tres escaños (dos en Barcelona, con el 6,62%, y uno en Girona, con el 13,22% de los apoyos). Provincias "infladas" Además, el hecho de que se dé a cada provincia un mínimo de dos diputados hace que las menos pobladas estén sobrerrepresentadas, lo que tampoco ayuda, en opinión de los expertos, a mantener la proporcionalidad. Así, si Barcelona tiene un censo electoral de 4.027.998 personas que eligen a 31 diputados, esta provincia tiene un representante en el Congreso por cada 129.255 electores, mientras que en Guadalajara, con tres escaños y un censo de 179.538 personas, hay un escaño por cada 25.648 electores. Reniú explica que en 42 de las 52 circunscripciones hay nueve o menos diputados en juego, con una media de seis, y en muchas de ellas el escaso número hace que normalmente la tercera formación no tenga oportunidad de escaño. Al final, según el profesor de la Universidad de Barcelona, este sistema lleva a que el Congreso esté siempre copado, en el entorno del 80%, por los dos partidos mayoritarios. Los electores son cada vez más conscientes de esa situación y los grandes partidos se encargan de recordárselo con sus apelaciones al "voto útil" ante la evidencia de que votar a opciones minoritarias en muchas circunscripciones tiene escasa o nula repercusión en los resultados.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/1225147/0/elecciones-generales-20-noviembre/ley-dhondt/votos-circunscripciones-escanos/#xtor=AD-15&xts=467263
El voto de los electores que acudan este domingo a las urnas no vale lo mismo en todas las circunscripciones y su traducción en escaños depende de varios factores. El sistema electoral que rige las votaciones del 20-N tiene algunas claves que se explican a continuación. ¿A cuántos diputados elegimos? El Congreso se compone de 350 diputados que representan a 52 circunscripciones. El reparto de diputados por circunscripción se hace según la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG). Según esta norma, Ceuta y Melilla disponen de un diputado cada una, mientras que el resto de circunscripciones (provincias) tienen asignados dos diputados como mínimo y el resto se reparten según la población empadronada. Esto hace que Madrid y Barcelona sean las circunscripciones con más diputados, 36 y 31, respectivamente, y Soria la provincia con menos, los dos mínimos. ¿Cuál es el sistema de elección en los comicios generales en España? En España se utiliza la llamada ley D'hondt, que es un sistema de cálculo proporcional creado a finales del siglo XIX por el jurista belga Victor D'Hondt. Además de España, lo utilizan muchos otros países como Argentina, Francia, Bélgica, Finlandia, Irlanda, Israel o Japón. ¿En qué consiste el sistema D'hondt y cómo se aplica en España? Para empezar, en cada circunscripción se excluye primero a las candidaturas que no hayan obtenido, al menos, el 3 % de los votos válidos emitidos. Con el resto de las candidaturas, se ordenan de mayor a menor, en una columna, las cifras de votos obtenidos. Se divide el número de votos obtenidos por cada candidatura por 1, 2, 3, etc., hasta un número igual al de escaños correspondientes a la circunscripción. Los escaños se atribuyen a las candidaturas que obtengan los cocientes mayores, atendiendo a un orden decreciente. Un ejemplo Imaginemos que en una provincia se reparten cinco diputados y hay tres partidos que han conseguido más del 3% de los votos válidos emitidos. Hay que dividir el número de votos que ha obtenido cada partido por 1, 2, 3, 4 y 5. Tendríamos así quince cocientes, y de todos ellos los que obtienen escaño son los cinco cocientes más altos. Partido A: 80.000 VOTOS Partido B: 65.000 VOTOS Partido C: 23.000 VOTOS PARTIDO VOTOS/1 VOTOS/2 VOTOS/3 VOTOS/4 VOTOS/5 A 80.000(1) 40.000(3) 26.666(5) 20.000 16.000 B 65.000(2) 32.500(4) 21.666 16.250 13.000 C 23.000 11.500 7.666 5.750 4.600 Los escaños se asignan por orden, según los cocientes, de mayor a menor, de forma que el primer diputado lo consigue el partido A (80.000), el segundo es para el B (65.000), el tercero vuelve a ser del A (40.000), el cuarto del B (32.500) y el quinto otra vez para el A (26.666). Mientras, el partido C se ha quedado fuera por muy poco. ¿Es justo este sistema? ¿A quién beneficia? Según los expertos consultados, podría mejorarse, porque sin duda los beneficiados son los partidos mayoritarios y los perjudicados, los pequeños. El profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Barcelona Josep María Reniú entiende que este método fuera el elegido en su momento para garantizar gobiernos fuertes en la aún joven democracia española, pero ahora, insiste, no es el adecuado. Asegura, por ejemplo, que da con facilidad mayorías absolutas y, aunque esto no pase, el partido ganador concentra el poder suficiente para no tener que necesitar mucho a los demás a la hora de sacar adelante iniciativas en el Congreso. La profesora de Derecho Constitucional de la UNED María Acracia Núñez admite que el sistema no es perfecto pero es "menos malo" que otros como el proporcional directo, que se usa en Reino Unido, en el que sólo obtiene representación el que más votos tiene en cada circunscripción. Reconoce, no obstante, que los grandes son los mejor parados de este sistema y señala a IU y a UPyD como los mayores perjudicados. Ambas formaciones, explica, concentran muchos votos en el conjunto del país, pero como los escaños se atribuyen por circunscripciones esos apoyos se dispersan. Por eso no consiguen en la mayoría de las provincias el porcentaje mínimo de representación para optar a un diputado. Tampoco les benefician los votos en blanco, porque son considerados válidos para hallar el porcentaje mínimo del 3% y eso hace que después sean necesarios muchos más votos para cada escaño. Mientras, otros partidos que concentran sus votos en pocas circunscripciones consiguen más representación pese a tener menos votos en el conjunto del país. Otro ejemplo En las elecciones de 2008, IU, que se presentó a los comicios en coalición con ICV, consiguió el 3,81% de los votos en el conjunto del país, pero solo obtuvo el escaño de Gaspar Llamazares por Madrid, además del de Joan Herrera por Barcelona en representación de ICV. Mientras, ERC obtuvo el 1,17% de los votos en el conjunto del Estado, pero al conseguir porcentajes más elevados en las circunscripciones en las que se presentaba en Cataluña logró tres escaños (dos en Barcelona, con el 6,62%, y uno en Girona, con el 13,22% de los apoyos). Provincias "infladas" Además, el hecho de que se dé a cada provincia un mínimo de dos diputados hace que las menos pobladas estén sobrerrepresentadas, lo que tampoco ayuda, en opinión de los expertos, a mantener la proporcionalidad. Así, si Barcelona tiene un censo electoral de 4.027.998 personas que eligen a 31 diputados, esta provincia tiene un representante en el Congreso por cada 129.255 electores, mientras que en Guadalajara, con tres escaños y un censo de 179.538 personas, hay un escaño por cada 25.648 electores. Reniú explica que en 42 de las 52 circunscripciones hay nueve o menos diputados en juego, con una media de seis, y en muchas de ellas el escaso número hace que normalmente la tercera formación no tenga oportunidad de escaño. Al final, según el profesor de la Universidad de Barcelona, este sistema lleva a que el Congreso esté siempre copado, en el entorno del 80%, por los dos partidos mayoritarios. Los electores son cada vez más conscientes de esa situación y los grandes partidos se encargan de recordárselo con sus apelaciones al "voto útil" ante la evidencia de que votar a opciones minoritarias en muchas circunscripciones tiene escasa o nula repercusión en los resultados.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/1225147/0/elecciones-generales-20-noviembre/ley-dhondt/votos-circunscripciones-escanos/#xtor=AD-15&xts=467263
El voto de los electores que acudan este domingo a las urnas no vale lo mismo en todas las circunscripciones y su traducción en escaños depende de varios factores. El sistema electoral que rige las votaciones del 20-N tiene algunas claves que se explican a continuación. ¿A cuántos diputados elegimos? El Congreso se compone de 350 diputados que representan a 52 circunscripciones. El reparto de diputados por circunscripción se hace según la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG). Según esta norma, Ceuta y Melilla disponen de un diputado cada una, mientras que el resto de circunscripciones (provincias) tienen asignados dos diputados como mínimo y el resto se reparten según la población empadronada. Esto hace que Madrid y Barcelona sean las circunscripciones con más diputados, 36 y 31, respectivamente, y Soria la provincia con menos, los dos mínimos. ¿Cuál es el sistema de elección en los comicios generales en España? En España se utiliza la llamada ley D'hondt, que es un sistema de cálculo proporcional creado a finales del siglo XIX por el jurista belga Victor D'Hondt. Además de España, lo utilizan muchos otros países como Argentina, Francia, Bélgica, Finlandia, Irlanda, Israel o Japón. ¿En qué consiste el sistema D'hondt y cómo se aplica en España? Para empezar, en cada circunscripción se excluye primero a las candidaturas que no hayan obtenido, al menos, el 3 % de los votos válidos emitidos. Con el resto de las candidaturas, se ordenan de mayor a menor, en una columna, las cifras de votos obtenidos. Se divide el número de votos obtenidos por cada candidatura por 1, 2, 3, etc., hasta un número igual al de escaños correspondientes a la circunscripción. Los escaños se atribuyen a las candidaturas que obtengan los cocientes mayores, atendiendo a un orden decreciente. Un ejemplo Imaginemos que en una provincia se reparten cinco diputados y hay tres partidos que han conseguido más del 3% de los votos válidos emitidos. Hay que dividir el número de votos que ha obtenido cada partido por 1, 2, 3, 4 y 5. Tendríamos así quince cocientes, y de todos ellos los que obtienen escaño son los cinco cocientes más altos. Partido A: 80.000 VOTOS Partido B: 65.000 VOTOS Partido C: 23.000 VOTOS PARTIDO VOTOS/1 VOTOS/2 VOTOS/3 VOTOS/4 VOTOS/5 A 80.000(1) 40.000(3) 26.666(5) 20.000 16.000 B 65.000(2) 32.500(4) 21.666 16.250 13.000 C 23.000 11.500 7.666 5.750 4.600 Los escaños se asignan por orden, según los cocientes, de mayor a menor, de forma que el primer diputado lo consigue el partido A (80.000), el segundo es para el B (65.000), el tercero vuelve a ser del A (40.000), el cuarto del B (32.500) y el quinto otra vez para el A (26.666). Mientras, el partido C se ha quedado fuera por muy poco. ¿Es justo este sistema? ¿A quién beneficia? Según los expertos consultados, podría mejorarse, porque sin duda los beneficiados son los partidos mayoritarios y los perjudicados, los pequeños. El profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Barcelona Josep María Reniú entiende que este método fuera el elegido en su momento para garantizar gobiernos fuertes en la aún joven democracia española, pero ahora, insiste, no es el adecuado. Asegura, por ejemplo, que da con facilidad mayorías absolutas y, aunque esto no pase, el partido ganador concentra el poder suficiente para no tener que necesitar mucho a los demás a la hora de sacar adelante iniciativas en el Congreso. La profesora de Derecho Constitucional de la UNED María Acracia Núñez admite que el sistema no es perfecto pero es "menos malo" que otros como el proporcional directo, que se usa en Reino Unido, en el que sólo obtiene representación el que más votos tiene en cada circunscripción. Reconoce, no obstante, que los grandes son los mejor parados de este sistema y señala a IU y a UPyD como los mayores perjudicados. Ambas formaciones, explica, concentran muchos votos en el conjunto del país, pero como los escaños se atribuyen por circunscripciones esos apoyos se dispersan. Por eso no consiguen en la mayoría de las provincias el porcentaje mínimo de representación para optar a un diputado. Tampoco les benefician los votos en blanco, porque son considerados válidos para hallar el porcentaje mínimo del 3% y eso hace que después sean necesarios muchos más votos para cada escaño. Mientras, otros partidos que concentran sus votos en pocas circunscripciones consiguen más representación pese a tener menos votos en el conjunto del país. Otro ejemplo En las elecciones de 2008, IU, que se presentó a los comicios en coalición con ICV, consiguió el 3,81% de los votos en el conjunto del país, pero solo obtuvo el escaño de Gaspar Llamazares por Madrid, además del de Joan Herrera por Barcelona en representación de ICV. Mientras, ERC obtuvo el 1,17% de los votos en el conjunto del Estado, pero al conseguir porcentajes más elevados en las circunscripciones en las que se presentaba en Cataluña logró tres escaños (dos en Barcelona, con el 6,62%, y uno en Girona, con el 13,22% de los apoyos). Provincias "infladas" Además, el hecho de que se dé a cada provincia un mínimo de dos diputados hace que las menos pobladas estén sobrerrepresentadas, lo que tampoco ayuda, en opinión de los expertos, a mantener la proporcionalidad. Así, si Barcelona tiene un censo electoral de 4.027.998 personas que eligen a 31 diputados, esta provincia tiene un representante en el Congreso por cada 129.255 electores, mientras que en Guadalajara, con tres escaños y un censo de 179.538 personas, hay un escaño por cada 25.648 electores. Reniú explica que en 42 de las 52 circunscripciones hay nueve o menos diputados en juego, con una media de seis, y en muchas de ellas el escaso número hace que normalmente la tercera formación no tenga oportunidad de escaño. Al final, según el profesor de la Universidad de Barcelona, este sistema lleva a que el Congreso esté siempre copado, en el entorno del 80%, por los dos partidos mayoritarios. Los electores son cada vez más conscientes de esa situación y los grandes partidos se encargan de recordárselo con sus apelaciones al "voto útil" ante la evidencia de que votar a opciones minoritarias en muchas circunscripciones tiene escasa o nula repercusión en los resultados.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/1225147/0/elecciones-generales-20-noviembre/ley-dhondt/votos-circunscripciones-escanos/#xtor=AD-15&xts=467263V
El voto de los electores que acudan este domingo a las urnas no vale lo mismo en todas las circunscripciones y su traducción en escaños depende de varios factores. El sistema electoral que rige las votaciones del 20-N tiene algunas claves que se explican a continuación. ¿A cuántos diputados elegimos? El Congreso se compone de 350 diputados que representan a 52 circunscripciones. El reparto de diputados por circunscripción se hace según la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG). Según esta norma, Ceuta y Melilla disponen de un diputado cada una, mientras que el resto de circunscripciones (provincias) tienen asignados dos diputados como mínimo y el resto se reparten según la población empadronada. Esto hace que Madrid y Barcelona sean las circunscripciones con más diputados, 36 y 31, respectivamente, y Soria la provincia con menos, los dos mínimos. ¿Cuál es el sistema de elección en los comicios generales en España? En España se utiliza la llamada ley D'hondt, que es un sistema de cálculo proporcional creado a finales del siglo XIX por el jurista belga Victor D'Hondt. Además de España, lo utilizan muchos otros países como Argentina, Francia, Bélgica, Finlandia, Irlanda, Israel o Japón. ¿En qué consiste el sistema D'hondt y cómo se aplica en España? Para empezar, en cada circunscripción se excluye primero a las candidaturas que no hayan obtenido, al menos, el 3 % de los votos válidos emitidos. Con el resto de las candidaturas, se ordenan de mayor a menor, en una columna, las cifras de votos obtenidos. Se divide el número de votos obtenidos por cada candidatura por 1, 2, 3, etc., hasta un número igual al de escaños correspondientes a la circunscripción. Los escaños se atribuyen a las candidaturas que obtengan los cocientes mayores, atendiendo a un orden decreciente. Un ejemplo Imaginemos que en una provincia se reparten cinco diputados y hay tres partidos que han conseguido más del 3% de los votos válidos emitidos. Hay que dividir el número de votos que ha obtenido cada partido por 1, 2, 3, 4 y 5. Tendríamos así quince cocientes, y de todos ellos los que obtienen escaño son los cinco cocientes más altos. Partido A: 80.000 VOTOS Partido B: 65.000 VOTOS Partido C: 23.000 VOTOS PARTIDO VOTOS/1 VOTOS/2 VOTOS/3 VOTOS/4 VOTOS/5 A 80.000(1) 40.000(3) 26.666(5) 20.000 16.000 B 65.000(2) 32.500(4) 21.666 16.250 13.000 C 23.000 11.500 7.666 5.750 4.600 Los escaños se asignan por orden, según los cocientes, de mayor a menor, de forma que el primer diputado lo consigue el partido A (80.000), el segundo es para el B (65.000), el tercero vuelve a ser del A (40.000), el cuarto del B (32.500) y el quinto otra vez para el A (26.666). Mientras, el partido C se ha quedado fuera por muy poco. ¿Es justo este sistema? ¿A quién beneficia? Según los expertos consultados, podría mejorarse, porque sin duda los beneficiados son los partidos mayoritarios y los perjudicados, los pequeños. El profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Barcelona Josep María Reniú entiende que este método fuera el elegido en su momento para garantizar gobiernos fuertes en la aún joven democracia española, pero ahora, insiste, no es el adecuado. Asegura, por ejemplo, que da con facilidad mayorías absolutas y, aunque esto no pase, el partido ganador concentra el poder suficiente para no tener que necesitar mucho a los demás a la hora de sacar adelante iniciativas en el Congreso. La profesora de Derecho Constitucional de la UNED María Acracia Núñez admite que el sistema no es perfecto pero es "menos malo" que otros como el proporcional directo, que se usa en Reino Unido, en el que sólo obtiene representación el que más votos tiene en cada circunscripción. Reconoce, no obstante, que los grandes son los mejor parados de este sistema y señala a IU y a UPyD como los mayores perjudicados. Ambas formaciones, explica, concentran muchos votos en el conjunto del país, pero como los escaños se atribuyen por circunscripciones esos apoyos se dispersan. Por eso no consiguen en la mayoría de las provincias el porcentaje mínimo de representación para optar a un diputado. Tampoco les benefician los votos en blanco, porque son considerados válidos para hallar el porcentaje mínimo del 3% y eso hace que después sean necesarios muchos más votos para cada escaño. Mientras, otros partidos que concentran sus votos en pocas circunscripciones consiguen más representación pese a tener menos votos en el conjunto del país. Otro ejemplo En las elecciones de 2008, IU, que se presentó a los comicios en coalición con ICV, consiguió el 3,81% de los votos en el conjunto del país, pero solo obtuvo el escaño de Gaspar Llamazares por Madrid, además del de Joan Herrera por Barcelona en representación de ICV. Mientras, ERC obtuvo el 1,17% de los votos en el conjunto del Estado, pero al conseguir porcentajes más elevados en las circunscripciones en las que se presentaba en Cataluña logró tres escaños (dos en Barcelona, con el 6,62%, y uno en Girona, con el 13,22% de los apoyos). Provincias "infladas" Además, el hecho de que se dé a cada provincia un mínimo de dos diputados hace que las menos pobladas estén sobrerrepresentadas, lo que tampoco ayuda, en opinión de los expertos, a mantener la proporcionalidad. Así, si Barcelona tiene un censo electoral de 4.027.998 personas que eligen a 31 diputados, esta provincia tiene un representante en el Congreso por cada 129.255 electores, mientras que en Guadalajara, con tres escaños y un censo de 179.538 personas, hay un escaño por cada 25.648 electores. Reniú explica que en 42 de las 52 circunscripciones hay nueve o menos diputados en juego, con una media de seis, y en muchas de ellas el escaso número hace que normalmente la tercera formación no tenga oportunidad de escaño. Al final, según el profesor de la Universidad de Barcelona, este sistema lleva a que el Congreso esté siempre copado, en el entorno del 80%, por los dos partidos mayoritarios. Los electores son cada vez más conscientes de esa situación y los grandes partidos se encargan de recordárselo con sus apelaciones al "voto útil" ante la evidencia de que votar a opciones minoritarias en muchas circunscripciones tiene escasa o nula repercusión en los resultados.

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