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miércoles, 27 de noviembre de 2013

Estereotipos



La discriminación se sustenta en gran medida sobre los estereotipos que se han ido generando entorno a la idea que tenemos sobre como deben comportarse los hombres y las mujeres, los papeles que deben desempeñar en el trabajo, en la familia, el espacio público e incluso en como deben relacionarse entre si. A este conjunto de ideas preconcebidas que utilizamos para analizar e interactuar con otros hombres y mujeres les llamamos estereotipos de género.

Es interesante observar que el estereotipo masculino y femenino es universal. Un estudio realizado en 30 países diferentes encontró indicios de estereotipos masculinos y femeninos.

El estereotipo masculino se caracteriza por una gran necesidad de dominio, agresión y realización.

El estereotipo femenino envuelve una gran necesidad de dependencia, cuidados y afiliación.

Cada cultura tiende a reinterpretar los estereotipos de género lo que demuestra que las percepciones que tenemos sobre los hombres y las mujeres están socialmente construidas.

Existen estereotipos que se vivencian como verdades objetivas y que influyen de forma decisiva sobre las actitudes, las creencias y las conductas.
En los procesos de selección para un puesto de trabajo o de dirección, o en el reparto de responsabilidades familiares los estereotipos son un gran freno para la elección en la toma de decisiones de las mujeres.

Tendrán que superar falsas creencias, como que...
  • A las mujeres se les da mejor hacer trabajos minuciosos y rutinarios, con las manos.
  • Una mujer no tiene la misma autoridad para dirigir a un equipo de trabajo.
  • Los hombres están más capacitados para llevar la dirección porque son más racionales y fríos en la toma de decisiones.
  • Los hombres tienen un menor absentismo laboral.
  • Las mujeres temen ocupar espacios de poder.
  • La maternidad impide a las mujeres centrarse en su trabajo.
Los estereotipos de énero están presentes en todos los aspectos de nuestra vida.
Pensemos por ejemplo en la publicidad donde las mujeres suelen ser el objetivo de todo tipo de productos de limpieza, alimentación, medicamentos o atención de los menores. En el cine y productos televisivos... sólo es necesario sentarse después de comer ante el televisor y dejarse embaucar por una telenovela para constatar el papel de hombres y mujeres en las relaciones afectivas. O en nuestro propio entorno, dónde cuando una mujer solicita una reducción de jornada para el cuidado de hijos no nos causa ninguna sorpresa y si, sin embargo, nos extrañamos que lo haga un hombre.


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