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martes, 21 de enero de 2014

Unificacion alemana

La Unificación de Alemania fue un proceso histórico que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XIX y que culminó con la creación del Imperio alemán el 18 de enero de 1871.
Antes de la formación de un estado nacional unificado, el territorio de Alemania se encontraba dividido en un mosaico político formado por 39 estados. Entre ellos destacaban, por su importancia económica y política, Austria y Prusia.
Desde principios del siglo XIX, tras las guerras napoleónicas, fue imponiéndose la idea de unificar las distintas organizaciones políticas herederas del Sacro Imperio Romano Germánico en un solo estado alemán. Un paso importante en este proceso fue la formación de un mercado único en la región. A ello contribuyó, sobre todo, la aristocracia terrateniente: los junkers) de Prusia y la burguesía industrial de la cuenca del Ruhr. En 1834 se produjo la unificación aduanera que sumó Prusia a otras regiones alemanas previamente asociadas. Sin embargo, debido a las diferencias entre Austria y Prusia, el proceso de unificación política no pudo llevarse a cabo en la primera mitad del siglo XIX. Desde 1848 fue cada vez más intensa la actividad de grupos nacionalistas que alentaban la formación de un único estado para todos los alemanes.
Sin embargo, el liberalismo era una gran amenaza para las intenciones monárquicas de Austria y Prusia, por lo que crearon alianzas para el control gubernamental de cada nación:
  • La Santa Alianza. El tratado fue firmado el 26 de septiembre de 1815, por el emperador Francisco I de Austria, el rey Federico Guillermo III de Prusia y el zar Alejandro I de Rusia, que fue su principal promotor. Estas tres potencias estaban unidas por una Santa Alianza. Aunque éste era un asunto político, tenía mucho que ver con lo religioso, puesto que la idea de este acuerdo era completar el proceso de restauración y pacificación de Europa ,pero a través de ideas cristianas tanto en asuntos internos como externos. A este acuerdo se unieron después otros reinos europeos.
  • La Cuádruple Alianza (no debe ser confundida con la alianza de países liberales creada precisamente para oponerse a la Santa Alianza). Estaba formada por la Santa Alianza, a la que se sumó Inglaterra. Su principal promotor fue el premier británico Castlereagh. Las bases fueron, entre otras, mantener incluso por la fuerza los cambios impuestos por el Congreso de Viena y vigilar las ideologías liberales.
  • La Quíntuple Alianza. En esta alianza participaron las cuatro potencias y Francia, que había recuperado su monarquía. Su principal promotor fue Metternich. El tratado fue firmado en 1818. Con esta alianza se buscaba acabar con cualquier movimiento liberal que perjudicara al sistema monárquico. Esto proporcionaba a las alianzas la capacidad de intervenir en cualquier nación si era necesario.
Prusia y Austria eran muy distintas en los aspectos económicos, sociales y políticos. Austria estaba dirigida por una monarquía de corte centralista y autoritario, que gobernaba un territorio habitado por diferentes pueblos —eslavos, alemanes, húngaros, rumanos e italianos— que tenían distintas lenguas, religiones y costumbres. Esto fue motivo de frecuentes sublevaciones contra la monarquía austriaca, ya que el principal reclamo era el derecho a la formación de sus propios Estados nacionales.
En lo económico, Austria era un país que no contaba con recursos ni con una burguesía poderosa capaz de lograr un desarrollo industrial propio. El mantenimiento de un ejército y una administración que garantizasen la unidad imperial le creó graves dificultades financieras. Prusia, en cambio, experimentó un desarrollo económico muy intenso, que hizo de ella el centro del crecimiento industrial de la región. El aumento de la producción de acero, carbón y hierro, en la segunda mitad del siglo XIX, así lo demostró.
Las comunicaciones —ferrocarriles, barcos de vapor, telégrafos— crecieron de tal modo, que permitieron la formación de un activo mercado económico. Además la población prusiana era mucho más homogénea que la austriaca, ya que no existían pueblos tan diferentes en su lengua, religión y costumbres. El desarrollo económico prusiano tuvo otras consecuencias: la consolidación de una burguesía industrial, aliada a los terratenientes (junkers), y el predominio en su gobierno de ideas liberales, que buscaban la formación definitiva de un Estado nacional.



Imperio alemán en 1871.

Los Estados miembros del Imperio alemán (rosa), con Prusia en azul.

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